ACOSO

21.05.2015 11:26
Me sigues, me persigues, 
 
vas tras de mí callada. 
 
Yo huyo hasta en mi mente 
 
de tu falsa guadaña. 
 
 
No quiero hacerte caso, 
 
no quiero ya más verte, 
 
pero sé que algún día 
 
serás tú ya mi suerte. 
 
 
Te veo y te deseo 
 
cuando no tengo alma, 
 
pero ahora, carroña, 
 
no busques tu venganza. 
 
 
Te veo con la máscara 
 
de libre vida eterna, 
 
te evito pero siempre 
 
me encuentras y me apenas. 
 
 
Te quiero, mas no ahora, 
 
que tengo vida plena, 
 
te quiero luego, sola, 
 
cuando ya me detenga. 
 
 
No me acoses con saña 
 
en mi casa, en mis sueños, 
 
en mis vanos escritos, 
 
en mi cárcel de hielo. 
 
 
Debo seguir la ruta 
 
que un dia me cedieron 
 
y la que junto a él, 
 
responsable, me dieron. 
 
 
Espera aún un poco, 
 
déjame ver su vida 
 
y cuando ya lo tenga 
 
criado y con familia, 
 
cuando sienta que quiere 
 
echarme de su lado, 
 
cuando vea que el cielo 
 
se me va disipando, 
 
cuando los ojos ya 
 
se cieguen con las lágrimas 
 
y cuando sienta en mí 
 
que valgo apenas nada, 
 
no aparezcas, yo iré, 
 
en tiempo de la siega, 
 
buscaré tu guadaña 
 
me acostaré en ella 
 
y con paz y en la tarde 
 
sin caricias ni penas, 
 
dormiré ese tu sueño 
 
de eterna condolencia.
 
(María Teresa Alaez García)